miércoles, 11 de marzo de 2009

LIBER CL

LIBER CL
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A SANDALAlineación al centro
DE LEGE LIBELLUM
L - L - L - L - L
LA LEY
Haz tu voluntad será la totalidad de la Ley
Con rectitud de corazón acércate y escucha: porque soy yo ΤΟ ΜΕΓΑΘΗΡΙΟΝ quien
brinda esta Ley a todo aquel que se mantenga puro. Soy yo, y no otro, quien desea vuestra
total Libertad y el despertar en vuestro seno de la plena Sabiduría y el Poder.
¡Contemplad! El Reino de Dios está en vosotros, así como el Sol se halla eterno en los
cielos e igual en la medianoche y en el mediodía. No se levanta; no se pone; no es más que
la sombra de la tierra quien lo oculta o las nubes quienes desdibujan su rostro.
Permitidme que os revele este Misterio de la Ley tal y como me fue dado a conocer en
lugares diversos, en montañas y en desiertos, incluso en grandes ciudades, cuya materia os
transmito para vuestro bienestar y coraje. Y así sea en cada uno de vosotros.
Sabed primero que de la Ley brotan cuatro Rayos o Emanaciones: así que si la Ley es el
centro de vuestro ser, precisarán colmaros con sus secretas bondades. Las cuatro
emanaciones son Luz, Vida, Amor y Libertad.
La Luz os permitirá veros a vosotros mismos y advertir que Todas las Cosas son Una Única
Cosa Verdadera, cuyo nombre hubiera debido ser No Cosa, por la razón que más tarde te
será revelada. Pero la sustancia de la Luz es la Vida, ya que nada sería sin la Existencia y la
Energía. De Vida, pues, sois y os hacéis, eterna e incorruptible, luciendo como los soles,
autocreada y autoalimentada, cada cual único centro del Universo.
Gracias a la Luz contempláis; gracias al Amor sentís. Existe un éxtasis de pura Sabiduría y
otro de puro Amor. Y este Amor es la fuerza que reúne lo diverso, y la Luz quien permite la
contemplación de su Unidad. Sabed que el Universo no está en reposo, sino en un
movimiento sumo cuyo colmo es el Reposo. Y esto explica que la Estabilidad sea Cambio y
el Cambio Estabilidad; que el Ser sea Proceso y el Proceso Ser: la clave del Palacio Dorado
de la Ley.
Por último, la Libertad es la capacidad de dirigir tu rumbo según tu Voluntad. La superficie
del Universo carece de límites, sois libres para gozar según vuestra Voluntad, pues también
la diversidad del ser es infinita. También es Deleite de la Ley que no haya dos estrellas
semejantes, que comprendáis que la Multiplicidad es en sí misma Unidad y que sin aquélla
no existiría ésta. Y esto es un duro aserto contra la Razón: comprended que, por encima de
la Razón -que no es sino una manipulación del Pensamiento- puedes alcanzar la pura
Sabiduría mediante la percepción de la Verdad.
Sabed también que estas cuatro Emanaciones de la Ley resplandecen sobre todos los
senderos: usadlas no sólo como esas Calzadas del Universo sobre las que he escrito, sino
como cualquier vereda de vuestra vida diaria.
Amor es la ley, amor bajo voluntad
DE LA LIBERTAD
Es de la Libertad sobre lo que quiero escribir en primer lugar, pues, de no ser libres para
actuar, no podríais actuar. Así que los cuatro dones de la Ley deben de ser ejercitados en
algún grado, y teniendo en cuenta que los cuatro se reducen a uno. Para el Aspirante que se
aproxime al Maestro, la primera necesidad es la libertad.
La mayor servidumbre de todas las servidumbres es la ignorancia. ¿Cómo puede ser un
hombre libre para actuar si desconoce su propio objetivo? Debéis, por consiguiente, en
primer lugar descubrir qué estrella de la constelación sois, vuestra relación con las estrellas
de vuestro alrededor, vuestra relación para, y vuestra identidad con, la Totalidad.
En nuestras Sagradas Escrituras se brindan diversos medios para hacer el descubrimiento, y
cualquiera puede realizarlo por sí mismo, alcanzar la convicción absoluta mediante la
experiencia directa y no solamente pensando o calculando qué es lo probable. Y a
cualquiera alcanzará el conocimiento de su voluntad finita, sea poeta, profeta, metalúrgico
o tallador de jade. Pero también a cualquiera alcanzará el conocimiento de su Voluntad
infinita, su sino para realizar la Gran Obra, la realización de su Verdadero Yo. Permítaseme,
pues, hablar claramente de dicha Voluntad sobre las demás, pues a ella conciernen todas.
Aceptad que en vosotros mismos existe cierto grado de insatisfacción. Analizad bien su
naturaleza: en cada caso llegaréis a una conclusión. El enfermo se halla entre dos creencias:
el Ser y el No Ser, y el conflicto entre ambos. Esto es, obviamente, una limitación de la
Voluntad. Quien esté enfermo está en conflicto con su propio cuerpo; quien es pobre, en
disputa con la sociedad; y así los demás. Finalmente, el problema consiste en cómo destruir
dicha percepción de la dualidad, cómo lograr la aprehensión de la unidad.
Supongamos ahora que os habéis acercado al Maestro y que éste os ha revelado el Camino
que lleva al logro. ¿Qué os detiene? ¡Ay! La Libertad sigue muy lejos.
Entended diáfanamente esto: si estáis seguros de vuestra Voluntad y seguros de vuestros
medios, cualquier pensamiento o acción que sea contrario a dichos medios será contrario
también a esa Voluntad.
Si el Maestro os ordena un Voto de Obediencia Sagrada, la obediencia no es una rendición
de la Voluntad, sino su cumplimiento.
En realidad, ¿qué os detiene? O procede de fuera o de dentro, o de ambos. Debiera de ser
sencillo para un severo escudriñador pisotear la opinión pública, o rasgarse las telas del
corazón con aquello que ama: pero siempre quedarán en él algunas querencias discordes,
amén de la cárcel de la costumbre, que también debe conquistar.
En nuestro Libro más sagrado está escrito: ‘‘Tú no tienes más derecho que hacer tu
voluntad. Hazla, y nadie dirá nada’’. Grabadlo en vuestro corazón y en vuestro cerebro, ya
que es la clave de todo.
La Naturaleza misma es vuestra predicadora; pues en cada fenómeno de fuerza y
movimiento proclama ella en alta voz su verdad. Incluso en un hecho tan insignificante
como es clavar una punta en una tabla oiréis este mismo sermón. La punta deberá ser dura,
pulida, afilada o no seguirá con presteza la dirección deseada. Imaginad una punta de
madera con veinte extremos –no sería realmente una punta. Semejante a esto es,
aproximadamente, el género humano. Anhelan una docena de ocupaciones diferentes; pero
la fuerza que se necesita para alcanzar la eminencia en alguna de ellas es malgastada en las
otras: se anulan.
Permítaseme hacer una confesión sincera y decir esto: aunque me comprometí casi en mi
adolescencia con la Gran Obra, aunque en mi ayuda las más pujantes fuerzas del Universo
acudieron a sostenerme, y aunque incluso la costumbre me lleva en la dirección correcta,
todavía no he cumplido mi Voluntad y aún me desvío a menudo de la tarea señalada.
Fluctúo. Balbuceo. Me rezago.
Permitid, pues, que sea un gran consuelo para vosotros, ya que si soy tan imperfecto –y
debido a mi mucha vergüenza no he enfatizado dicha imperfección-, si yo, el elegido,
todavía yerro, ¡qué simple debería de ser para vostros superarme! O bien, si sois mis
iguales, ¡qué gran logro el vuestro!
Sea motivo de alegría, pues, que tanto mi fracaso como mi éxito sean razones de vuestra
fuerza.
Escrutaos con sagacidad, os lo ruego, analizad vuestros pensamientos más íntimos. Primero
descartaréis todos los obstáculos obvios y crasos de vuestra Voluntad: la pereza, las
amistades estúpidas, los ocios y trabajos inútiles, por no enumerar los que conspiran contra
el bienestar de vuestro Estado.
Después, reservad el tiempo del cual cada día precisáis para gozar del deleite de vuestra
vida natural. El resto lo dedicaréis a las Verdaderas Formas de vuestro Logro. Y deberéis
consagrar asimismo el tiempo necesario a la Gran Obra, siendo siempre conscientes,
durante estas labores, de que las realizáis únicamente con el propósito de mantener cuerpo
y mente saludables en la correcta aplicación del sublime y único Objeto.
No tardaréis mucho en llegar a comprender que una vida así es la verdadera Libertad.
Padecerá algunas distracciones vuestra Voluntad. No siempre se mostrarán éstas agradables
y atractivas, sino también como prisiones e ignominias. Cuando lleguéis a este punto, sabed
que habéis cruzado la Puerta mediana de este Camino: habréis conformado vuestra
Voluntad.
De esta suerte, si a un espectador le aburre la obra que está presenciando, puede distraerse
con cualquier hecho y encontrarlo divertido; pero si muestra todo su interés en la pieza,
cualquier incidente extraño le distraerá. Su actitud ante lo que le distrae es indicativa de su
actitud hacia la obra.
El hábito de la atención se adquiere con dificultad. Hay que perseverar, pues se sufren
espasmos involuntarios con frecuencia. Incluso la Razón os asediará preguntándoos:
¿Cómo tan extremo sacrificio puede ser Camino de Libertad?
Perseverad. Todavía no conocéis la Libertad. Cuando las tentaciones sean vencidas y la
Razón acallada, vuestro espíritu será liberado de sus prisiones y llevado por el camino
elegido; por vez primera experimentaréis el deleite supremo de ser Señores de vosotros
mismos y, consecuentemente, del Universo.
Cuando esto se logra plenamente, cuando estáis seguros en vuestro asiento, entonces podéis
gozar incluso de aquellas distracciones que en primera instancia os agradaron y después os
enfurecieron. Ya no os pueden hacer nada nunca más: son vuestras esclavas y vuestros
juguetes.
Hasta que no hayáis alcanzado este punto no sois totalmente libres. Debéis acabar con
vuestro deseo y con vuestro temor. El fin último es poder vivir según vuestra naturaleza, sin
que el peligro que pueda desarrollarse parcialmente afecte a la totalidad o importe que
aparezca.
El borracho bebe, y está borracho; el cobarde no bebe, y se estremece; el hombre sabio,
valiente y libre bebe, y otorga gloria al Dios Más Alto.
Ésta es, en conclusión, la ley de la Libertad: posees toda la Libertad por derecho, pero
debes hermanar Derecho y Poder; debes alcanzar tu propia Libertad en más de una batalla.
¡Ay de la progenie que duerme en la Libertad que le procuraron sus antepasados!
‘‘No hay más ley que Haz tu voluntad’’: pero esto sólo alcanza al más grande linaje, el de
quienes poseen fuerza y firmeza para acatarla.
¡Hombre, contémplate a ti mismo! ¡Con qué sufrimientos fuiste labrado! ¡Cuánto tiempo
hasta moldearte! ¡La historia del planeta ha tramado la sustancia toda de tu cerebro! ¿Todo
esto para nada? ¿No albergas intención alguna? ¿Fuiste concebido para alimentarte,
engendrar y morir? ¡ ni lo pienses! Integras multitud de elementos, eres el fruto de multitud
de eones, tienes la forma de tu existencia, y no de otra, destinada a un Fin colosal.
Esfuérzate en buscarlo y realizarlo. La Nada puede agradarte pero el cumplimiento de tu
Voluntad trascendente se esconde en ti mismo. Así pues, ¡manos a la obra! ¡Gánate tu
propia Libertad! ¡Lucha!
II
DEL AMOR
Está escrito que ‘‘Amor es la ley, amor bajo voluntad’’. Aquí se oculta un Arcano, ya que en
la lengua griega Αγάπη Amor, tiene el mismo valor numérico que Θελημα, Voluntad. De
aquí que deduzcamos que la Voluntad Universal está hecha de la naturaleza del Amor.
El Amor es la unión en éxtasis de Dos que quieren ser Uno. He aquí una fórmula Universal
de la Alta Magia. Porque todas las cosas, sumidas en el dolor de la escisión, necesitan como
medicina la Unidad.
También en esto es la Naturaleza maestra para quienes buscan la Sabiduría en su seno; pues
en la unión de elementos de contrarias polaridades toman parte el fuego, la luz y la
electricidad. Pueden apreciarse en el hombre los frutos espirituales de la poesía y del genio,
nacidos no de otra cosa que del origen animal, según el parecer de aquellos que son
versados en la Filosofía. Y es de subrayar que las pasiones más violentas y divinas se dan
entre aquellas personas con naturalezas profundamente inarmónicas.
Pero ahora debería haceros saber que no existen en el pensamiento limitaciones tales
respecto de las espcies como para impedir que un hombre se enamore de un objeto
inanimado o de una idea. Pues para aquel que se encuentra avanzado con sabiduría en el
Camino de la Meditación, todos los objetos excepto el Objeto Único son desagradables,
incluso cuando se dan con anterioridad a los deseos fortuitos de la Voluntad. Por
consiguiente todos los objetos han de ser abarcados por la mente y puestos al rojo en la
séptupla forja del Amor, hasta que en el clímax del éxtasis se unan y desaparezcan, ya que,
al ser imperfectos, se destruyen completamente en la génesis de la Perfecta Unión, así como
las personas del Amante y el amado se funden en el oro espiritual del Amor, que no
reconoce persona alguna pero las comprende todas.
Puesto que cada astro es único, y la reunión de cualquier pareja no es más que un éxtasis
parcial, quien aspire a nuestra Ciencia y nuestro Arte sagrados debe progresar
constantemente según este método de asimilación de ideas, que al final nos hace capaces de
aprehender el Universo en un único pensamiento; debe llegarse hasta ello con la fuerza
intensa del Ser: destruyendo las dualidades, se alcanza la Unidad cuyo nombre es Nada.
Buscad todos constantemente, por lo tanto, uniros a vosotros mismos en éxtasis con todas y
cada una de las cosas que existen, y hacedlo con extrema pasión y anhelo de Unión. Para
cumplir este fin, asimilad principalmente aquellas cosas que son naturalmente repulsivas.
Porque lo que es agradable se adquiere con facilidad y sin éxtasis; es al transfigurar lo
repugnante y execrable en lo Amado cuando el Ser se lanza hasta la raíz del Amor.
Es en el amor humano donde se aprecia la mediocridad entre los hombres casados con
mujeres anuladas; pero la Historia nos enseña que incluso los señores supremos del mundo
recurrieron a las criaturas más viles y horribles para hacerlas sus concubinas,
transgrediendo las limitadoras leyes de sexo y especie en su necesidad de trascender la
normalidad. No es suficiente, para semejantes naturalezas, alimentar la lujuria o la pasión:
la imaginación misma debe inflamarse mediante diversos métodos.
Así pues, nosotros, emancipados de toda ley elemental, ¿qué debemos hacer para satisfacer
nuestra Voluntad de Unidad? No tener en menos a una ramera que al Universo; al más
abyecto lupanar que al Espacio Infinito; ¡ninguna noche de violación que no coopere con la
Eternidad!
Pensad que así como el Amor es suficiente para procurarnos el Éxtasis, la ausencia de Amor
supone el mayor anhelo. A quienquiera que el Amor desbarata sufre, pero aquel que no
aloja con empeño la pasión hacia algo en su corazón es abrumado por el dolor del anhelo.
Este estado recibe el nombre místico de ‘‘Aridez’’. No hay más cura, tal y como yo lo creo,
que la paciente perseverancia en una Norma de Vida.
Pero la Aridez posee su virtud: en tal estado el alma se purifica de todo aquello que pone en
tela de juicio a la Voluntad; cuando la sed es totalmente perfecta, se tiene la certeza de que
de ninguna forma puede ser el Alma satisfecha, excepto por la Consumación de la Gran
Obra. Y esto es para los espíritus fuertes un estímulo para la Voluntad. Es en la Fragua de la
Sed donde arden todas nuestras escorias.
A cada acto de la Voluntad le corresponde su particular Aridez, y así como crece en ti el
Amor lo hace el tormento de Su ausencia. ¡Sea esto consuelo para tu ordalía! Más aún,
cuanto más violenta sea la plaga de la impotencia, más fácil y repentinamente será abatida.
He aquí el método del Amor en la Meditación. Permítase primero al Aspirante ensayarlo y,
luego, será él quien se discipline en el Arte de concentrar su atención sobre cualquier cosa a
voluntad, sin permitirse la distracción más insignificante.
Permítasele también ensayar el arte del Análisis de Ideas, y que comprenda que todo lo
rechazado procede de reacción natural de su mente, sea agradable o no; de este modo se
asientan en él la Sencillez y la Indiferencia. Todo esto debe lograrse en su propia madurez,
sabiendo que todas las ideas son iguales para vuestra aprehensión, pues cada una es simple
e indiferente; ninguna permanece en la mente a Voluntad sin conmoción ni lucha, o sin
querer dar paso a cualquier otra. Pero cada idea poseerá una cualidad especial y común a
todas las demás: ninguna de ellas es el Ser, puesto que son percibidas por el Ser como Algo
Opuesto. Cuando se halla inmerso profundamente en la realización es cuando el aspirante
debe encaminar su Voluntad hacia el Amor, pues toda su consciencia opera sobre dicha Idea
Única. Al principio puede asentarse y agotarse o mantenerse ligeramente. Luego ha de
seguir hacia la aridez o hacia la aversión. Por último, la pura persistencia de la Voluntad de
Amor hará que nazca el Amor, como un ave, como una llama, como una melodía, y el Ala
toda sobrevolará el ígeno camino de la música hasta el Último Cielo de la Posesión.
Este método tiene muchos caminos, algunos sencillos y directos, otros ocultos y
misteriosos; incluso cuando se trata del amor humano, con el que el hombre no hace más
que los primeros bocetos del Mapa, pues el Amor es tan diverso e infinito como los Astros.
De ahí que el Amor sea el maestro de vuestros corazones; él os aleccionará con justicia si le
servís con diligencia y devoción hasta el abandono.
No os mostréis desconcertados o sorprendidos por sus travesuras: Él es un muchacho
díscolo y juguetón, docto en los Ardides de Nuestra Señora Afrodita, Su dulce Madre, y
todas sus bromas y crueldades son aromas de una confitura artera que ningún arte puede
igualar.
Regocijaos pues con Su función, sin que remita en modo alguno vuestro ardor; abrasaos
con el aguijón de Sus azotes y haced de la Carcajada misma un sacramento adjutor del
Amor, incluso como con el Vino de Reims que es espumoso y amargo, como si fueseis
ministros del Gran Sacerdote de la Intoxicación.
Conviene también que escriba de la importancia que tiene la Pureza en el Amor. Este asunto
no pertenece en modo alguno al método práctico; lo único esencial es que ningún elemento
ajeno debe inmiscuirse. Y esto es de particular incumbencia para el aspirante y la parte
primaria y mundana de su labor, donde se establece a sí mismo en el método a través de sus
afectos naturales.
A saber, todas las cosas son máscaras o símbolos de una Única Verdad, y la naturaleza
permite siempre encontrar la más alta de las perfecciones bajo el velo de la más baja
perfección. Así pues, todo el Arte y Oficio del amor humano nos servirá como un
jeroglífico, ya que está escrito que Aquello que está arriba es como aquello que está abajo,
y Aquello que está abajo es como aquello que está arriba.
Haced, pues, lo que corresponda con cautela para que no erréis en este asunto de la Pureza.
Porque aunque cada acto se alcance en su plano y ninguna influencia procedente de otro se
alce como interferencia o mixtura, pues entonces todo sería impureza, cada acto en sí
mismo ha de ser tan completo y perfecto que sea como un espejo de la perfección de
cualquier otro plano; de este modo participará de la Luz pura de lo supremo. Por otra parte,
como todos los actos han de ser actos de la Voluntad libre en cualquier plano, todos los
planos son en realidad uno: la más baja expresión de la Voluntad es a un tiempo expresión
de la Voluntad Suprema o única Voluntad verdadera, que es aquella que está implicada en la
aceptación de la Ley.
Sea bien entendido que no es necesario ni obligado neutralizar cualquier actividad natural,
como algún falso pueblo, los eunucos del espíritu, enseñan vilmente, para la destrucción de
tantos. Porque por más inherente que sea su perfección, al despreciar la operación completa
y la función de cada parte adviene la distorsión y degeneración de la totalidad. Actuad,
pues, en todos los sentidos, pero transformando los efectos en el Único Camino de la
Voluntad; el Universo es Uno y solo Uno, y su apariencia como Multiplicidad es la ilusión
principal que el Amor tiene como objetivo disipar.
En la consecución del Amor existen dos principios: el del dominio y el de la rendición. Es
difícil explicar su naturaleza, ya que es sutil y quien mejor la enseña es el Amor mismo en
el transcurso de las Operaciones. Se dice que la elección de una u otra fórmula es
automática, siendo responsabilidad de la Voluntad íntima. No tratéis de determinar
conscientemente esta decisión, porque el verdadero instinto no está sujeto a equivocación.
Termino, sin más palabras, ya que en nuestros Libros Sagrados se detallan los usos reales
del Amor. Y son los mejores y más verdaderos que se han escrito, en símbolo e imagen,
especialmente de la Tragedia y la Comedia, puesto que si la naturaleza toda de estas cosas
pertenece a este género, la Vida misma no es sino el fruto del árbol del Amor.
Es pues de la Vida sobre lo que tengo necesidad de escribiros ahora, advirtiéndoos que en
cada acto de la Voluntad amorosa realizáis una quintaesencia más misteriosa y gozosa de lo
que pueda pensarse –algunos hombres llaman vida a no más que una sombra de la
verdadera Vida-, vuestra primogenitura y el don de la Ley de Thelema.
III
DE LA VIDA
Sístole y diástole: éstas son las fases de que se componen las cosas. Y entre ellas también la
vida del hombre. Su curva arranca desde la latencia del óvulo fecundado hasta ¿un cenit
desde dónde se desciende hasta la nada de la muerte? Visto con rigor, esto no es totalmente
cierto. La vida del hombre no es sino un segmento de una curva serpenteante que llega
hasta el infinito, y sus ceros señalan las variables de más a menos y de menos a más; son
los coeficientes de su ecuación. Por esta razón, entre otras, los hombres sabios eligieron en
tiempos pasados la Serpiente como Jeroglífico de la Vida.
La Vida es indestructible, como todo lo demás. Destrucción y Construcción son cambios de
la naturaleza del Amor, como he escrito en el capítulo precedente. Y así como la sangre que
produce una pulsación en la muñeca no es la misma sangre de la siguiente, la
individualidad se destruye en parte con cada vida que acaba, o incluso con cada
pensamiento.
¿Qué puede hacer el hombre si muere y renace con cada aliento? Esto: poseer la conciencia
de continuidad que le proporciona la memoria, la concepción de su Ser como algo cuya
existencia, lejos de ser amenazada por dichos cambios, se afianza en ellos. Entienda, pues,
el aspirante a la Sabiduría sagrada su Ser como un segmento de la Serpiente, pero también
como la totalidad; que dilate su conciencia en la contemplación de la vida y de la muerte
como incidentes tan triviales como la sístole y la diástole del corazón, y tan necesarias
como ellas.
Para asegurar en el pensamiento esta aprehensión de la Vida existen dos modos
aconsejables, que son preliminares de las acciones mayores que serán tratadas en el
momento adecuado, pues se trat de experiencias que trascienden incluso loslogros de la
Libertad y el Amor, sobre los que he escrito; es ahora de la Vida de lo que trato en esta
breve obra que compongo para que alcancéis el Gran Cumplimiento.
El primer modo es la adquisición de la llamada Memoria Mágica, cuyos métodos se
describen con exactitud y claridad en nuestros Libros Sagrados. Pero para casi todos los
hombres se trata de una práctica de una dificultad excesiva. Siga el aspirante el impulso de
su Voluntad para decidir si elegir o no este modo.
El segundo es más fácil, grato, nada tedioso y, por último, tan certero como el otro. Pero así
como el error en el anterior reside en el Desaliento, en este segundo hay que estar atento a
los Caminos Falsos. Como puede decirse en general de cualquier obra,, existen dos
peligros: el obstáculo del Error y la cárcel del Éxito.
Este segundo modo permite disociar los hechos que enmascaran la vida. Primero, al ser
mucho más fácil, puede disociarse la Forma que llamamos Cuerpo de Luz –que también
recibe otros nombres- y prepararnos para viajar en esta Forma y hacer una exploración
sistemática de aquellos mundos que son a las otras cosas materiales lo que tu Cuerpo de
Luz es a tu propio cuerpo material.
Ocurrirá en estos viajes que te encuentres con muchas Puertas que no puedes atravesar. Ello
se debe a que tu Cuerpo de Luz no es aún lo suficientemente fuerte, apto o puro, con lo que
deberás entonces aprender a disociar los elementos de dicho Cuerpo según un
procedimiento semejante al primero: tu conciencia en lo supremo y lejos de lo inferior.
Continuarás dirigiendo tu Voluntad como si un enorme Arco lanzase la Flecha de tu
conciencia a través de cielos siempre más altos y sagrados. Mantenerse en este Camino es
de vital importancia: puesto que la costumbre misma puede convencernos de que el cuerpo
con que naces y mueres en un lapso tan corto como una rotación de Neptuno en el Zodíaco
no es la esencia de tu Ser; que la Vida de la que participas, sujeta a la Ley de acción y
reacción, flujo y reflujo, sístole y diástole, es insensible a las aflicciones de aquella vida que
tú mismo creaste como tu único lazo con la Existencia.
Y es aquí donde debes decidir que tu ser realice todos los esfuerzos posibles, pues tan
floridas son las praderas de este Edén y tan dulces los frutos de sus huertos, que desearás
demorarte en ellos y deleitarte con indolencia y ociosidad. Así que te digo con energía que
no le pongas estos obstáculos a tu verdadero progreso, porque todos estos solaces dependen
de la dualidad, de modo que su verdadero nombre es Sufrimiento de la Ilusión, tal como es
la vida normal del hombre, que tú te has dispuesto trascender.
Actúa según tu Voluntad, pero aprende esto: como está escrito, sólo son felices aquellos que
han deseado lo inalcanzable. Es, por lo tanto, lo mejor, que sea tu Voluntad la que halle el
mayor goce en el Amor, que es en la Conquista, y en la Muerte, y en la Entrega, como ya he
escrito. Debes deleitarte con los goces anteriormente mencionados, pero sólo como si de
entretenimientos se tratase, manteniendo tu madurez preparada para penetrar en los éxtasis
más profundos y sagrados sin detención de la Voluntad.
Más aún, debo decirte que en esta práctica, ejercida con insaciable ardor, consiste la gracia
especial, que te llegará como si caprichosamente los mismos estados trascendiesen la
práctica misma, siendo la naturaleza de aquellas Obras la Luz Pura de la que trataré en el
capítulo siguiente. Hay, no obstante, algunas Puertas que ningún ser que mantenga la
conciencia de la divisibilidad, esto es, del Ser y No Ser como opuestos, puede atravesar: en
el frenesí de tales Puertas, próximas al arrebato de sensualidad celestial, tu llama arderá
vehemente en contra de tu craso Ser, divino según tu imaginación y consumido en muerte
mística, de modo que en la travesía de la Puerta todo queda disolvido en la informe Luz de
la Unidad.
Pues bien, al regresar de estos grados del ser –y ya que en el retorno se da el Misterio del
Deleite- se produce la separación de la Leche de la Oscuridad de la Luna y se participa del
Sacramento del Vino, que es la sangre del Sol. Al principio puede desazonar y confundir,
pues el antiguo pensamiento sobrevive debido a la fuerza del hábito: está en tu mano crear,
mediante la repetición, el hábito correcto de la conciencia de la Vida, que mora en la Luz. Y
es fácil si eres fuerte: ya que la verdadera Vida es más intensa y depurada que la falsa(dicho
de forma coloquial), una hora de la anterior impresiona tanto la memoria como un año de la
contraria. Una sola experiencia, que puede ocupar sólo unos segundos de tiempo terrenal,
basta para acabar con la creencia en la realidad de la vida inútil en la tierra; pero esto se
agota si la conciencia, más allá de la desazón o el miedo, no lo hace propio, y la Voluntad
no se empeña en repetir tal arrobo, más bello y terrible que la muerte, y que se logra gracias
a la virtud del Amor.
Existen además muchas otras formas de lograr aprehender la verdadera Vida, y las dos
siguientes son valiosas para romper el hielo acerca del error mortal que se comete en torno
a la visión del ser. La primera de ellas es la contemplación constante de la Identidad de
Amor y Muerte, y la compresión de la disolución corporal como un Acto de Amor realizado
sobre el Cuerpo del Universo, como está escrito en nuestros Libros Sagrados. Con esto
viene aparejada, como a una mujer sus dos hermanos gemelos, la práctica del amor mortal
como un sacramento simbólico de la gran Muerte: como está escrito: ‘‘Mátate a ti mismo’’
y ‘‘Muere a diario’’.
La segunda de estas prácticas menores es la prática de la aprehensión mental y el análisis,
principalmente como os he enseñado ya, pero con especial énfasis en la elección de cosas
naturalmente repulsivas: en particular, la muerte misma y sus fenómenos complementarios.
Buda invitaba a sus discípulos a que meditaran sobre Diez Impurezas, esto es, sobre diez
casos de muerte y descomposición, de modo que el Aspirante, al identificarse con su propio
cadáver en cada una de dichas formas imaginadas, pudiera perder el horror, la aversión, el
miedo o la repugnancia que le son naturales y que pudiese tener. Sabed esto: cualquier idea
de cualquier tipo se vuelve irreal, fantástica o la más patente de las ilusiones si se la somete
a un escrutinio con persistencia y concentración. Esto es fácil de lograr cuando se trata de
impresiones físicas, puesto que todas las cosas materiales, y especialmente aquellas de las
que somos conscientes desde el principio – por ejemplo, nuestro propio cuerpo- son las
mayores y más antinaturales falsedades. Pues está presente en todos nosotros, latente,
aquella Luz donde ningún error puede perdurar, y que guía a nuestro instinto primigenio a
rechazar todos aquellos velos que la envuelven. Así, en la meditación, para muchso, es más
provechoso concentrar la Voluntad de Amor sobre los centros sagrados de la fuerza vital,
pues, como todas las cosas, son imágenes o reflejos verdaderos de su apariencia en las más
puras esferas; en conclusión, sus burdas naturalezas se disuelven en el ácido corrosivo de la
Meditación, sus más bellos espíritus aparecen, por decirlo así, desnudos, y desarrollan su
fuerza y gloria en la conciencia del aspirante.
¡Sí, arda vuestra Voluntad de Amor con anhelo en la creación de vuestra Vida verdadera,
que acompasa sus olas en el mar sin orillas del Tiempo! ¡No viváis vuestras insignificantes
vidas con miedo a las horas! La Luna, el Sol y los Astros con que medimos el Tiempo no
son sino siervos de la Vida que late en vosotros, el alegre redoble de tambor con el que,
triunfantes, desfiláis por la Avenida de las Edades. Cuando reconozcáis cada nacimiento y
muerte vuestros desde este punto de vista y no sean más que mojones en vuestra eterna
Carretera, ¿qué estúpido incidente de vuestra vida sobrevivirá? ¿No son acaso como granos
de arena arrastrados por el viento del desierto, o piedrecillas a las que dar puntapiés, o
huecas semillas que hundes en el blando musgo o en el mullido césped al son de la música?
Para aquel que vieve la Vida nada ocurre: él es movimiento eterno, energía, deleite y
Cambio siempre certero; sin descanso va de eón a eón, de estrella a estrella; el Universo es
un campo de juego con infinita variedad de deportes, antiguos y nuevos. Todas aquellas
ideas de las que nacieron el dolor y el miedo son ahora conocidas en su verdad, y así se
convierten en la semilla del placer; pues más allá de toda prueba es cierto que tú nunca
puedes morir; pues aunque cambies, el cambio es parte de tu propia naturaleza. El Gran
Enemigo se ha convertido en el Gran Aliado.
Y ahora, enraizado en esta perfección, tu Ser se convierte en el auténtico Árbol de la Vida,
tienes un fulcro para tu palanca; estás preparado para entender que este latido de Unidad es
en sí Dualidad, y por ello, en el sentido más elevado y sagrado, todavía Dolor e Ilusión; y
habiendo comprendido esto, aspira todavía una vez más, incluso hasta el Cuarto Don de la
Ley, hasta el Final del Camino, hasta la Luz.
IV
DE LA LUZ
Os ruego que seáis pacientes con cuanto escribiré sobre la Luz: se da aquí una dificultad,
cada vez mayor, en cuanto al uso de las palabras. Por otra parte, yo mismo me siento
arrastrado y sumido por lo sublime del tema, de manera tal que el discurso llano puede
devenir lírico, cuando me afano apaciblemente en ser didáctico. Mi principal deseo es que
podáis entenderme en virtud de la simpatía de vuestra intuición, del modo en que dos
amantes pueden hablar en un lenguaje tan ininteligible para los demás que parezcan tontos,
desenfrenados o estúpidos, o, como ocurre en la intoxicación por éter, en que nos sentimos
en comunión con la imaginación o la sabiduría infinitas, según el ánimo en que las
aceptamos, mediante una palabra o un gesto, al ser iniciados en la aprehensión por el
artificio de la droga. Séame permitido a mí, que me hallo inflamado del amor de dicha Luz
y ebrio del vino eterno de dicha Luz, que lo que comunique no lo haga mediante la razón y
la inteligencia, sino con ese principio vuestro oculto del que estoy a punto de ser partícipe.
Puesto que el hombr ey la mujer pueden enloquecer por amor, sin que ninguna palabra sea
dicha, debido a la inducción (mientras existe) de sus almas. Vuestra comprensión dependerá
de la madurez con que percibáis mi Verdad. Es más, si estáis preparados para que se haga
luz en vosotros, será ella quien os traducirá las palabras oscuras al lenguaje luminoso, como
una cuerda inanimada, debidamente en tensión, vibrará en su tono particular al dar con otra
cuerda. Leed pues, no sólo con los ojos y el cerebro, sino con el ritmo de la Vida que habéis
logrado gracias a vuestra Voluntad de Amor, urgidos por la dimensión armónica de palabras
que representan los movimientos de la batuta de mi Voluntad de Amor, y así dirigiréis
vuestra Vida hacia la Luz.
En este punto interrumpí la escritura de este breve libro y durante dos días y dos noches en
vela he reflexionado, en lucha vehemente con mi espíritu, para que ni por premura ni por
descuido pueda fallaros.
En el ejercicio de la Voluntad y del Amor intervienen el movimiento y el cambio, pero en la
Vida se logra la Unidad dinámica y cambiante solamente con pulso o con fases, tal y como
ocurre en la música. En el logro de esta Vida ya has experimentado que la Quintaesencia es
Luz pura, un éxtasis informe, sin límite ni huella algunos. En esta Luz nada existe, pues es
homogénea, por lo que los hombres la han denominado Silencio, Oscuridad, Nada. Pero es
éste, como otros tantos esfuerzos de nombradía, origen de falsedad y error, pues todas las
palabras contienen alguna dualidad. Así, cuando la llame Luz, no es Luz, ni tampoco
ausencia de Luz. Muchos han tratado de definirla mediante contrarios, ya que a través de la
negación trascendente de todo discurso pueden algunas naturalezas alcanzarla. También
mediante imágenes y símbolos se han esforzado en expresarla, pero siempre en vano.
Aquellos que están preparados para aprehender la naturaleza de esta Luz la comprenden por
simpatía; y así te ocurrirá a ti que lees esta pequeña obra con amor. No obstante, debes
saber que la mejor enseñanza en este asunto, y la Palabra que mejor se ajusta al Eón de
Horus, está escrita en El Libro de la Ley. Asimismo, el Libro Ararita es valioso para la
Obra de la Luz, como el Trigrammaton para la de la Voluntad, Cordis Cincti Serpente para
el Camino del Amor, y Liberi para el de la Vida.Todos estos libros tratan de los Cuatro
Dones, por lo que comprenderás que cada uno es inseparable de los demás.
Quisiera dirigirme a ti con la mirada puesta en el número 93, el número de Θελημα. No es
sólo el número de su interpretación Αγάπη, sino también el de una Palabra desconocida
para ti a menos que seas Neófito de nuestra Sagrada Orden A.·.A.·., para quienes dicha
palabra representa en sí el nacimiento del Discurso desde el Silencio y el retorno al Fin. El
93 es tres veces 31, que es he hebreo LA, esto es, NO, y así pues niega la extensión de las
tres dimensiones del Espacio. Asimismo me gustaría que meditases sobre NU, que es 56,
sobre el que dividimos, sumamos, multiplicamos y comprendemos. Mediante división
llegamos a 0,12, como si escribiésemos ¡Nuith! ¡Hadith! ¡Ra-Hoor-Khuith! Delante de la
Díada. Por adición llega el Once, el número de la Magia Verdadera; y por multiplicación el
Trescientos, el Número del Sagrado Espíritu del Fuego, donde todo se consume
completamente. Con estas observaciones, y una comprensión total de los misterios de los
Números 666 y 418, estarás suficientemente pertrechado para el Camino del más alto
vuelo. Pero también debes conocer todos los números en su justa medida. No hay modo de
análisis mejor que el de la matemática pura, donde las ideas burdas se convierten en sutiles,
y donde todo se ordena y programa para la Alquimia de la Gran Obra.
Ya se ha escrito cómo, en la Voluntad de Amor, la Luz se alza como parte secreta de la
Vida. Y en un principio, lo insignificante, Amores, la vida lograda es aún personal; más
tarde se vuelve impersonal y universal. No bien la Voluntad llega, por así decir, a su polo
magnético, todas las fuerzas señalan cada camino y cada error: el Amor ya no es más un
esfuerzo sino un estado. Estas cualidades forman parte de la Vida Universal que continúa de
forma infinita con el deleite de la Voluntad y siendo el Amor inherente. Estas cosas, así
pues, en su perfección, pierden sus nombres y sus naturalezas. Son la Sustancia de la vida,
Padre y Madre, y sin su intervención e influencia la Vida misma menguaría gradualmente
en su pulso. Pero si la energía infinita de todo el Universo está en ellas, ¿cómo es posible
pues el retorno a su Curso Primigenio, deshaciéndose poco a poco en la Luz, que es su más
secreta y pura Naturaleza?
Porque el Universo es el Cero, una ecuación en la que el Cero es el Todo. He aquí la
prueba, pues de no ser así no existiría equilibrio y todo procedería de la Nada, lo que es
absurdo. Esta Luz o Nada es, pues, la Resultante o la Totalidad en Perfección pura, y todos
los demás estados, positivos o negativos, son imperfectos, pues omiten sus contrarios.
He de hacer notar que esta igualdad o identidad de ecuación entre todas las cosas y Nada es
completamente absoluta, por lo que no hay que obcecarse entre una cosa u otra.
Comprenderéis este, el más grande Misterio, fácilmente a la luz de aquellas experiencias
con las que habéis gozado: dinamismo y quietud, cambio y estabilidad, y tantos otros
contrarios que habéis reintegrado en identidad mediante la fuerza de vuestra meditación
sagrada.
El Don más grande de la Ley nade, pues, de los Tres Dones Inferiores. Tan a fondo debéis
trabajar en esta Obra para poder cruzar de un lado de la ecuación al otro; no, para
comprender la totalidad al instante y para siempre. Es entonces cuando vuestro espíritu
limitado temporal y espacialmente podrá moverse según su naturaleza en su órbita,
revelando la Ley a aquellos que caminan encadenados, pues éste es tu deber particular.
He aquí ahora el Misterio del Origen del Mal. En un principio, entendemos el Mal como
aquello que se opone a nuestros deseos: es un término relativo y no absoluto. Cualquier
cosa que sea el mayor mal de otra es a su vez el mayor bien de una tercera, del mismo
modo que la dureza de la madera con la que se enfrenta el talador es nuestra seguridad
cuando se aventure en el mar con una embarcación construida con aquella madera. Es una
verdad fácil de entender, superficial e inteligible hasta para la mente común.
Todo mal es, por lo tanto, relativo, aparente e ilusorio; pero, volviendo a la filosofía,
recordaré que su origen está siempre en la dualidad. Para huir de este mal aparente debe
buscarse la Unidad, cosa que haréis según os mostrado. Mencionaré ahora lo que sobre esto
está escrito en El Libro de la Ley.
Siendo el grado primero la Voluntad, el Mal aparece bajo esta definición: ‘‘todo aquello que
impide la ejecución de la Voluntad’’. Por esta razón se dice que ‘‘la palabra del Pecado es
Restricción’’. Debe advertirse también que en El Libro de los Treinta Aethyrs(Éteres)
[Libro 418] el Mal aparece como Choronzon, cuyo nombre es 333 y que en griego significa
Impotencia y Pereza: la naturaleza de Choronzon es la Dispersión y la Incoherencia.
En el Camino del Amor el Mal aparece como ‘‘todo aquello que tiende a evitar la Unión de
dos cosas’’. De este modo, el Libro de la Ley, bajo la imagen de la Voz de Nuit dice:
‘‘¡Tomad vuestra abundancia y voluntad de amor como deseéis, cuando, donde y con quien
deseéis! Pero siempre hacia mí’’. Cualquier acción del Amor debe realizarse ‘‘bajo
Voluntad’’, esto es, de acuerdo con la Verdadera Voluntad, que no se contenta con las cosas
parciales y transitorias, sino que se dirige con resolución hacia el Fin. Así también, en El
Libro de los Treinta Aethyrs, los Hermanos Negros son aquellos que se obligan a sí mismos
a callar, negándose a destruirse a sí mismos por Amor.
En tercer lugar, en el Camino de la Vida, el Mal aparece bajo la forma de ‘‘todo aquello que
no es impersonal y universal’’. Aquí El Libro de la Ley, en voz de Hadit, nos dice: ‘‘En toda
esfera estoy en el centro’’. Y: ‘‘Yo soy la Vida, y el dador de la Vida’’. ‘‘Venid a mí es una
frase estúpida, pues soy yo quien va’’. ‘‘Pues soy perfecto, siendo No’’. Puesto que esta
Vida está en todo lugar y tiempo simultáneamente, no existen dichas limitaciones en Ella.
Puedes comprobarlo por ti mismo, pues en cada acto de Amor desaparecen tiempo y
espacio con la creación de la Vida y su virtud, y así también la personalidad misma. Por
tercera vez, pues, en el sentido más penetrante, ‘‘la palabra del Pecado es Restricción’’.
Por último, en el Camino de la Luz este mismo versículo es la clave de la concepción del
Mal. Pero aquí la Restricción se da cuando no se acierta a resolver la Gran Ecuación, y se
prefiere una expresión o fase del Universo a otra. Contra esto nos previene El Libro de la
Ley, en la palabra de Nuit, cuando dice: ‘‘Ninguna […] y dos. Pues estoy dividida por el
amor, por la oportunidad de la unión’’; y después, ‘‘Si esto no es correcto; si confundes las
marcas del espacio, diciendo: Ellas son una: o diciendo, Ellas son muchas; […] entonces
aguarda los horribles juicios [… ]’’.
Merced a Thoth termino ahora este libro mío; pertrechaos con las Cuatro Armas: la Vara
para la Libertad, la Copa para el Amor, la Espada para la Vida y el Disco para la Luz, pues
con ellas se producen todos los milagros del Arte de la Magia Suprema bajo la Ley del
Nuevo Eón, cuya Palabra es Θελημα.

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