jueves, 5 de marzo de 2009

LAS CONFESIONES DE ALEISTER CROWLEY



Por Aleister Crowley(Traducido al español por Frater Lucis Cancellarius Iº Alexander Fiducius)









Parte Una: Hacia la Golden Dawn



Preludio

1
“Haz lo que tu quieras será el todo de la Ley”. No solamente para esta auto-hagiografía – como él insiste graciosamente en llamarla - de Aleister Crowley, sino para cada forma de biografía, biología, aún la química, estas palabras son la clave.
2

“Todo hombre y toda mujer es una estrella”. ¿Qué podemos saber acerca de una estrella? Mediante un telescopio, un débil fantasma de su valor óptico. Mediante el espectrógrafo, un indicio de su composición. Mediante el telescopio, y nuestras matemáticas, su curso. En este último caso podemos legítimamente argüir desde lo conocido a lo desconocido: mediante nuestra medición de la breve curva visible, podemos calcular de donde ha venido y a dónde irá. La experiencia justifica nuestras suposiciones.

3
Consideraciones de este tipo son esenciales a cualquier serio intento de biografía. Un niño no es – como nuestros abuelos pensaban – una broma arbitraria lanzada dentro del mundo por una deidad cínica, para ser salvada o condenada como lo requiere la predestinación o nuestro libre albedrío. Sabemos ahora que “eso, eso es, es”, como el viejo eremita de Praga que nunca vio una lapicera y tinta muy chistosamente dice a la sobrina del Rey Gorboduc.

4
Nada puede ser creado o destruido; y por lo tanto la “vida” de cualquier individuo debe ser comparable a esa breve curva visible, y el objeto de escribirla es adivinar mediante las mediciones apropiadas el resto de su carrera.

5
El escritor de cualquier biografía puede preguntar, en el sentido más profundo, ¿Quién es él? La pregunta ¿Quién eres tú?, es la primera que se dice a cualquier candidato para la Iniciación. También, es la última. Lo que se ha hecho y sufrido: estas son meramente claves para ese gran problema. Así entonces las memorias primeras de cualquier auto hagiógrafo serán inmensamente valiosas; su misma incoherencia será una guía infalible. Pues, como Freud ha mostrado, nosotros recordamos (principalmente) aquello que deseamos recordar, y olvidamos aquello que es doloroso. Hay así un gran peligro de decepción en cuanto a los “hechos” del caso; pero nuestras memorias indican con extraña seguridad lo que es nuestra verdadera voluntad. Y, como se ha manifestado arriba, es esta verdad la que mostrará la naturaleza de nuestra propia moción.

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Al escribir la vida de un hombre común, existe esta dificultad fundamental, que el funcionamiento sea fútil e ininteligible, aún desde el punto de vista de las cuestiones de hecho de un filósofo; no hay, por decirlo así, una unidad artística. En el caso de Aleister Crowley ningún Boyg apareció en la ladera; porque él mismo considera su carrera como una composición definitivamente dramática.

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Llega a un clímax el 8, 9 y 10 de abril de 1904 E.V. El más ligero incidente en la Historia del universo entero le parece a él como una preparación para ese evento; y su vida subsiguiente es meramente la consecuencia de esa crisis.

8
Por otro lado, sin embargo, existe la circunstancia de que su tiempo ha sido empleado en tres maneras muy distintas: la Vía Secreta del Iniciado, el Sendero de la Poesía y de la Filosofía, y el Mar Abierto del Romance y de la Aventura. No es inusual verdaderamente encontrar los dos primeros, o los dos últimos elementos, en la molécula de un hombre: Byron ejemplifica esto, y Poe aquello. Pero es ciertamente raro para una vida tan activa y al aire libre ser asociada con tan profunda devoción a las artes del quietista; y en este caso particular todas las tres carreras son tan completas que bien podría excusarse a la posteridad por conjeturar que no uno sino varios individuos fueron combinados en una leyenda, o incluso para tomar el próximo paso y decir: Este Aleister Crowley no era un hombre, o incluso un número de hombres; él es obviamente un mito solar. Ni él mismo podría negar semejante acusación demasiado brutalmente; porque ya, antes de que hubiese alcanzado su primer edad, su nombre es asociado con fábulas no menos fantásticas que aquéllas que han arrojado la duda sobre la historicidad del Buda. Debería ser la verdadera voluntad de este libro hacer llana la verdad sobre el hombre. Con todo, acá de nuevo hay un león en el camino. La verdad debe ser falsedad a menos que sea la verdad completa; y la verdad completa es parcialmente inaccesible, parcialmente ininteligible, parcialmente increíble y parcialmente impublicable — es decir, en cualquier país donde la verdad en sí misma sea reconocida como un peligroso explosivo.

9
Una dificultad más se presenta por la naturaleza de la mente, y especialmente de la memoria, del hombre mismo. Llegaremos a incidentes que muestran que Aleister Crowley duda sobre circunstancias claramente recordadas, sobre si ellas pertenecen a la "vida real" o a los sueños, e incluso que él ha olvidado por completo cosas que ningún hombre normal podría olvidar. Él ha, además, vencido tan plenamente la ilusión del tiempo (en el sentido usado por los filósofos, desde Lao Tze y Plotino hasta Kant y Whitehead) que frecuentemente se hace imposible desenredar los acontecimientos como una secuencia. Aleister Crowley refiere los fenómenos tan completamente en un solo patrón que ellos han perdido su significado individual, lo mismo que cuando uno ha comprendido la palabra "gato", las letras g, a, t, o, han perdido su propio valor y se han vuelto meros elementos arbitrarios de una idea. Más aún: al repasar la vida de uno en perspectiva, la secuencia astronómica cesa de ser significativa. Los acontecimientos se reacomodan en un orden fuera del tiempo y del espacio, lo mismo que en un cuadro no hay manera de distinguir en qué punto de la tela el artista comenzó a pintar. ¡Ay! es imposible hacer de este un libro satisfactorio; ¡Bien! eso proporciona el estímulo necesario; se vuelve meritorio hacerlo, ¡y por la Estigia! Que se hará.

10
Sería absurdo disculparme por la forma de este libro. Las disculpas siempre son nauseabundas. No creo ni por un momento que hubiera resultado algo mejor si hubiera sido escrito en circunstancias más favorables. Yo menciono simplemente como un asunto de interés general, las reales dificultades que siguen a la redacción.

11
Desde el principio mi posición fue precaria. Estaba prácticamente sin dinero, había sido traicionado de la forma más desvergonzada e insensata por prácticamente todos con los que estuve en relaciones comerciales. No tenía ningún medio de acceso a ninguna de las comodidades normales que son consideradas esenciales por las personas comprometidas en tales tareas. Encima de esto se levantó un repentino torbellino de traición desconsiderada y persecución tonta, tan imbécil y sin embargo tan violenta como para derrumbar incluso a una persona bastante sensata de sus bases. Yo ignoré esto y continué, pero casi de inmediato ambos, yo y uno de mis principales asistentes, fuimos golpeados con una enfermedad prolongada. Yo continué. Mi asistente murió. Yo continué. Su muerte fue la señal para un nuevo estallido de falsedades envenenadas. Yo continué. La agitación resultó en que fui desterrado de Italia; aunque ninguna acusación de ninguna clase fue, o pudo ser, alegada contra mi persona. Eso significó que fui arrancado de incluso las comodidades más elementales para escribir este libro. Yo continué. En el momento en que escribo este párrafo, todo lo relacionado con el libro está completamente en el aire. Yo sigo mi tarea de escribirlo.

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Pero al margen de cualquiera de estas cosas, he sentido en todo respecto una dificultad esencial en lo referente a la forma del libro. El tema es demasiado grande para ser susceptible de una estructura orgánica, a menos que haga un esfuerzo deliberado de mi voluntad y una estricta selección arbitraria . Sería, de hecho, fácil para mí elegir uno cualquiera de los cincuenta significados de mi vida, e ilustrarlo mediante hechos cuidadosamente escogidos. Cualquier método tal estaría expuesto a la crítica que siempre está lista para destruir cualquier forma de idealismo. Yo mismo siento que sería injusto y, lo que es más, falso. La alternativa ha sido hacer los incidentes tan completos como sean posibles, exponerlos tal como ocurrieron, completamente sin hacer caso de ningún posible ataque despiadado a cualquier posible significación espiritual.

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Este método involucra una cierta fe en la vida misma, de que declararé su mismo significado y que repartiré la importancia relativa de cada serie de incidentes automáticamente. En otras palabras, es afirmar la teoría de que el destino es un artista supremo, lo cual notoriamente no es el caso de ninguna definición aceptada del arte. Y con todo — ¡una montaña! ¡Qué masa de accidentes heterogéneos determinan su forma! Con todo, en el caso de una montaña pequeña, ¿quién puede negar la belleza e incluso el significado de su forma?

14
En los últimos años de mi vida, como he obtenido alguna comprensión de la unidad detrás de los diversos fenómenos de experiencia, y como la restricción natural de la elasticidad que viene con la edad ha ganado terreno, se me ha hecho progresivamente más fácil agrupar los acontecimientos alrededor de un propósito central. Pero esto sólo significa que el principio de selección ha sido cambiado. En mis primeros años las estaciones reales, climas y ocupaciones determinaban las secciones de mi vida. Mis actividades espirituales encajaban en esos marcos, mientras que, más recientemente, lo opuesto es el caso. Mi ambiente físico encaja en mi preocupación espiritual. Este cambio sería suficiente por si mismo para asegurar la imposibilidad teórica de editar una vida como la mía sobre cualquier principio consistente.

15
Me hallo obligado, por éstas y muchas otras razones, a abandonar enteramente cualquier idea de concebir una estructura artística para el trabajo o formulación de un propósito artístico. Todo lo que puedo hacer es describir todo lo que recuerdo, como mejor pueda, como si fuera, en sí mismo, el centro de interés. Debo confiar en la naturaleza para que ordene los asuntos de forma que, en la multiplicidad del material, la proporción apropiada aparezca de algún modo automáticamente, lo mismo que en las operaciones de pura casualidad o de ley inexorable cuando una unidad ennoblecida por la fuerza y embellecida por la armonía sube inescrutablemente saliendo fuera de la concatenación caótica de las circunstancias.

16
Por lo menos un alegato puede hacerse; nada ha sido inventado, nada suprimido, nada alterado y nada se ha "sensacionalizado". Yo creo que la verdad no sólo es más extraña que la ficción, sino más interesante. Y no tengo ningún motivo para decepcionarme, porque no doy un bledo por la raza humana entera — "ustedes no son nada más que un mazo de cartas."



FIN DEL PRELUDIO






CAPITULO 1

Orígenes



17

Edward Crowley, el más joven (1834-1887), el rico vástago de una raza de Cuáqueros, fue el padre de un hijo nacido el 30 Clarendon Square, Leamington, Warwickshire (se ha remarcado una extraña coincidencia que un pequeño condado haya dado a Inglaterra sus dos más grandes poetas) – pues uno no debe olvidar a Shakespeare (1550-1616), el 12 de octubre de 1875 E.V.(presumiblemente esta es la naturaleza de la compensación por el horror que golpeó a la humanidad en ese día de 1492). Leo estaba saliendo en ese momento, tan cerca como puede afirmarse. La rama de la familia de Crowley a la cual este hombre perteneció ha vivido en Inglaterra desde el tiempo de los Tudor: en los días de la Mala Reina Bess hubo un Obispo Crowley, quien escribió epigramas en el estilo de Martial. Uno de ellos – el único que conozco – dice así:

Los alcahuetes de los Stews serán todos despedidos:
Pero yo pienso que ellos a través de toda Inglaterra vivieron.

(No puedo encontrar el libro moderno que cita esta nota y no soy capaz de encontrar rastros del volumen original).

18
Los Crowley son, sin embargo, de origen Celta; el nombre O’Crowley es común en el sur-este de Irlanda, y la familia Bretona de los De Quérouaille, que dio a Inglaterra una Duquesa de Portsmouth – o de Kerval es del mismo tronco. La leyenda diría que el entonces jefe de la familia vendría a Inglaterra con el Conde de Richmond y le ayudaría a hacerse rey sobre el Campo Bosworth.

19
Edward Crowley fue educado como ingeniero, pero nunca practicó su profesión. Él se dedicó a la religión y se volvió un seguidor de John Nelson Darby, el fundador de los “Plymouth Brethren” (Hermanos de Plymouth). El hecho lo revela como un severo lógico; pues la secta se caracterizaba por rechazar todo compromiso; ella insistía sobre la interpretación literal de la Biblia como las palabras exactas del Espíritu Santo.

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Él se casó (en 1874, presumo) con Emily Bertha Bishop, de una familia de Devon y Somerset. Su padre había muerto y su hermano Tom Bond Bishop había venido a Londres para trabajar en el Servicio Civil. Los puntos importantes acerca de la mujer es que sus compañeros de escuela la llamaban “la pequeña niña China”, porque ella pintaba con témperas con admirable gusto que fue destruido por el entrenamiento académico, y que sus poderosos instintos naturales fueron suprimidos por la religión hasta el punto en que ella se convirtió, luego de la muerte de su marido, en una fanática sin cerebro del tipo más estrecho, lógico e inhumano. Aún así siempre hubo una lucha; ella estaba realmente perturbada, casi diariamente, encontrándose ella misma obligada por su religión a realizar actos sin sentido de lo más atroces.

21
Su hijo primer nacido, el ya citado, fue remarcable desde el momento de su llegada. Él tenía en su cuerpo las tres marcas más importantes que distinguían a Buda. Aleister Crowley nació con la lengua pegada, y al segundo día de su encarnación, un cirujano le cortó el freno lingual. También tenía la membrana característica, que necesitó de una operación por fimosis unos quince años más tarde. Finalmente, él tenía sobre el centro de su corazón cuatro cabellos ensortijados de izquierda a derecha en la forma exacta de una Svástica.

22
Él fue bautizado con los nombres de Edward Alexander, el último siendo el apellido de un antiguo amigo de su padre, profundamente querido por él por su santidad de vida- según los estándares de los Hermanos de Plymouth, uno puede suponer. Parece probable que el niño estuvo profundamente impresionado cuando se le dijo, en una edad (antes de los seis años) que no aparentaba, que Alexander significa “auxiliador de los hombres”. Él se dedicó apasionadamente a esa tarea, a despecho del cinismo intelectual inseparable de la inteligencia tras haber alcanzado los cuarenta.

23
Pero el hecho extraordinario conectado con esta ceremonia de bautismo es este. Como los Hermanos de Plymouth practicaban el bautismo infantil mediante inmersión, debió haber tenido lugar en los tres primeros meses de vida. Aún así él tiene una clara recolección visual de la escena. Tuvo lugar en un baño del primer piso de la casa en la que había nacido. Él recuerda la forma del cuarto, la disposición de sus muebles, el pequeño grupo de “Hermanos” rodeándolo, y la sorpresa de encontrarse él mismo, vestido con una larga túnica blanca, siendo súbitamente desnudado y metido en el agua. Él tiene también un claro recuerdo auditivo de las palabras dichas solemnemente sobre él; aunque no significaban nada, él fue impresionado por el tono peculiar. No es imposible que esto le diera todo excepto un invencible disgusto por las zambullidas frías, y al mismo tiempo una vívida pasión por el habla ceremonial. Estas dos cualidades han jugado partes altamente importantes en su desarrollo.

24
Este bautismo, por caso, aunque nunca le preocupó, probó ser un peligro para el alma de otro. Cuando la conducta de su esposa le indujo a insistir sobre el divorcio – una formalidad tan sin sentido como su matrimonio – y ella se volvió insana poco tiempo después, un eminente masoquista llamado Coronel Gormly, R.A.M.C. (difunto previamente, luego y desde entonces) esperó por ella en las puertas del asilo para casarse con ella. El problema fue que incluyó entre sus lagunas intelectuales una devoción por la superstición Romana. Él temía la condenación si se casaba con una divorciada dipsómana con demencia parcial. El pobre molusco preguntó a Crowley por detalles de su bautismo. Él le escribió que él había sido bautizado “en el nombre de la Santísima Trinidad”.

25
Ahora pareció que, como habían sido usadas esas palabras, él era un pagano, su matrimonio nulo, Lola Zaza una bastarda y su mujer una ligereza de amor!
Crowley trató de ayudar al retorcido gusano; pero, ¡hay!, él recordaba muy bien la fórmula: “Yo te bautizo Edward Alexander en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Así que el galante Coronel tuvo que pagar por una dispensa de Roma. Crowley mismo derrochó un montón de dinero de una forma u otra. Pero él nunca fue tan lejos como para gastar un cuarto de penique en un juego de tres cartas, o en un juego de tres Dioses.

26
Él tiene también una clara visión de algunas de las personas que le rodearon en los primeros seis años de su vida, que fue pasada en Leamington y su vecindario, el cual nunca volvió a visitar. En particular, había una anciana dama vestida de naranja llamada Miss Carey que solía traerle naranjas. Su primer memoria de habla fue su exclamación, “Clowey, laranja” (él nunca fue capaz de pronunciar la “R” apropiadamente, ¡como un Chino! ); esto, sin embargo, es recordado porque se le dijo más tarde. Pero él tiene una memoria completa del cuarto de comer de la casa, sus muebles y pinturas, con sus arreglos. Él también recuerda varias caminatas campestres, una especialmente a través de campos verdes, en el cual hay un coche de niños. La calle principal de Leamington, y la Leam con su vertedero – él ha amado los vertederos de agua desde entonces; Guy’s Cliffe en Warwick, y el Castillo con su terraza y sus pavos blancos: todos estos están tan claros como si los hubiera visto la semana pasada. Él no recuerda otro cuarto en la casa excepto su propio dormitorio, y eso solamente a causa de que él “tomó conciencia de sí mismo” una noche para encontrar un fuego encendido, una marmita hirviendo, una extraña mujer presente, una atmósfera de ansiedad y una sensación de fiebre; pues él tenía un ataque de bronquitis.

27
Él recuerda su primer institutriz, Miss Arkell, una dama de cabello gris con rastros de barba sobre su largo rostro y con un vestido negro hecho de lo que se llama alepín (tela de seda y lana), aunque en esa época no sabía lo que el alepín podía ser, y pensaba que estaba vestida con alpaca o aún, podía ser, de una seda suave y fuerte. Y él recuerda la primer indicación de que su mente era de un orden científico y lógico.

28
Las damas ahora bondadosamente saltarán una página, mientras dejo los hechos ante una selecta audiencia de abogados, doctores y ministros de religión.

29
Las Señoritas Cowper consistían de la Hermana Susan y de la Hermana Emma; una grande, rosada y seca, como un rábano gigante; la otra pequeña, rosada y húmeda, mas bien como la Tortuga Burlona de Tenniel. Ambas eran antiguas doncellas Hermanas de Plymouth. Ellas eran muy repulsivas para el niño, a quien nunca le gustaron desde entonces las cabezas de ternero, o platos similares, o haber sido capaz de escuchar los nombres de Susan y Emma sin disgustarse.

30
Un día él dijo algo a su madre lo que produjo de ella la curiosa afirmación anatómica: “Las damas no tienen piernas”. Poco después, cuando las Señoritas Cowper fueron a cenar con la familia, él desapareció de su silla. Debió existir una pequeña conmoción sobre la mesa, llegando a la pregunta de dónde estaría. Pero al momento una pequeña voz vino de debajo de la mesa: “Mama, Mama! La Hermana Susan y la Hermana Emma no son damas!”.

31
Esta deducción era perfectamente genuina: pero en el siguiente incidente el cínico puede tal vez trazar la raíz de cierto humor sardónico. El niño quiso expresar su punto de vista, cuando el silencio lo llamó a discreción, mediante gestos faciales. Algunas personas fueron bastante impulsivas para decirle que no haga muecas, porque “se quedaría así”. Él replicaría, con un aire de iluminación luego de larga meditación: “de modo que esa es la explicación”.

32
Todo niño nacido en una familia cuyas condiciones sociales y económicas son firmes, tiene a considerarlas por garantizadas universalmente. Es solamente cuando ellos se enfrentan con hechos incompatibles que comienzan a preguntarse acerca de cómo encajan en su medio ambiente original. En este caso particular los incidentes más insignificantes de vida fueron necesariamente interpretados como parte de un plan preestablecido, como en el comienzo de Cándido.

33
La teoría subyacente de la vida que fue asumida en su grupo familiar se mostró constantemente en práctica. Es extraño que menos de cincuenta años más tarde, esta teoría pareciera tan fantástica como para requerir una cuenta detallada.

34
El universo fue creado por Dios en el 4004 A.C. La Biblia, versión autorizada, era verdad literalmente, habiendo sido dictada por el Espíritu Santo mismo a escribas incapaces aún de errores clericales. Los traductores del Rey James disfrutaron de una inmunidad semejante. Fue considerado inusual – y por lo tanto de gusto dudoso – apelar a los textos originales. Todas las otras versiones fueron consideradas como inferiores; la Versión Revisada en particular tenía sabor a herejía. John Nelson Darby, el fundador de los Hermanos de Plymouth, siendo un muy famoso erudito bíblico, había sido invitado para tener un sitio en el comité y había rehusado desde el principio porque algunos de los otros eruditos eran ateos.

35
La Segunda Venida del Señor Jesús fue esperada confidencialmente para ocurrir en cualquier momento. Mucho se ha dicho acerca de las dos apariciones de Jesús tras su Ascensión. La primera, a Esteban, él estaba parado, en la segunda, a Pablo, estaba sentado, a la mano derecha de Dios. Ergo, en la primer ocasión él estaba todavía listo para retornar enseguida; en la segunda, él había tomado la decisión de dejar que las cosas siguieran su curso a un final amargo, como lo es el Apocalipsis. Nadie vio nada gracioso, o blasfematorio , o aún fútil, en esta doctrina! Tan inminente fue la preparación para un futuro distante – tal como alquilar o asegurar la propia vida – podría sostenerse que implicaba falta de confianza en la promesa, “Mirad, que vendré rápidamente”.

36
Un incidente trágico y patético – algunos años más tarde – ilustra la realidad de esta absurdidad. Para la gente educada moderna puede ser impensable que una superstición tan fantástica pudiera ser tal infernal obsesión en tal reciente época y tales sitios familiares.

37
Una fina mañana de verano, en Redhill, el niño – ahora de ocho o nueve años – estaba cansado de jugar solo en el jardín. Él regresó a su casa. Estaba en una condición extraña y él se sintió atemorizado. Por alguna extraña circunstancia todos estaban o fuera de la casa o en los pisos superiores. Pero él arribó a la conclusión de que “el Señor había llegado”, y que a él “lo había dejado atrás”. Era una cosa entendida que no existía esperanza para las personas en esta posición. Aparte de la Segunda Venida, era siempre posible ser salvado en el mismo momento de la muerte; pero una vez que los santos se habían levantado, el día de gracia estaba finalmente concluido. Varios eventos y excursiones tomarían lugar según el Apocalipsis, y luego vendría el Milenium, cuando Satán sería encadenado por mil años y Cristo reinaría por ese período sobre los Judíos reunidos en Jerusalén. La posición de estos Judíos no es bastante clara.Ellos no estaban salvados en el mismo sentido como lo estaban los Cristianos, y aún así no fueron condenados. El Milenium parece haber sido pensado como la consumación de la promesa a Abraham; pero aparentemente no tenía nada que ver con la “vida eterna”. Sin embargo, aún esta beatitud modificada no estaba abierta a los Gentiles que habían rechazado a Cristo.

38
El niño se sintió en consecuencia muy aliviado por la reaparición de algunos de los moradores de la casa a quien él no podía imaginar como habiendo sido condenados eternamente.

39
El conjunto de los salvados, aún sobre la tierra, estaba pintado en brillantez colores. Se sostenía que “todas las cosas obran juntas para el bien de los que aman a Dios y son llamados de acuerdo a Su propósito”. La vida terrestre era vista como una dura experiencia; este era un mundo malvado y la mejor cosa que podía suceder a cualquier persona era “ir con Cristo, que está lejos y mejor”. Por el otro lado, los que no eran salvados iban a un lago de fuego y azufre que ardía por siempre y siempre. Edward Crowley solía regalar folletos a los extranjeros, además de distribuirlos por miles a través del correo; él estaba además predicando constantemente a una vasta multitud, por sobre todo el país. Esa era, en verdad, la única ocupación lógica para un ser humano que creía que aún lo más noble y mejor de la humanidad estaba condenada al eterno castigo. Una carta – una gran favorita, como siendo mortal peculiarmente – fue encabezada “Las Últimas Palabras de la Pobre Anne”; el asunto principal de su afirmación parecía haber sido “perdida, perdida, perdida!. Ella había sido una sirviente en la casa de Edward Crowley el mayor, y su delirio de muerte había hecho una profunda impresión sobre el hijo de la casa.

40
A propósito, Edward Crowley poseía el poder, según Higgins, el profesor de la obra Pigmalión de Bernard Shaw, de decir instantáneamente a partir del habla de un hombre, en qué parte del país había vivido. Era su entretenimiento hacer caminatas a través de todas partes de Inglaterra, evangelizando en cada ciudad y villa donde él pasaba. Él encontraría probablemente extranjeros en su conversación, entonces los diagnosticaba y prescribía para sus enfermedades espirituales, los inscribía en su libreta de direcciones, y les enviaba correspondencia y literatura religiosa por años. En esa época la religión era la moda popular en Inglaterra y pocos se resentían de sus ministerios. Su viuda continuó el envío de folletos, etc., por años tras su muerte.

41
Como un predicador, Edward Crowley era magníficamente elocuente, hablando como si lo hiciera desde el corazón. Pero, siendo un caballero, él no sería un real evangelista, lo que significa manipulación de la histeria de la psicología de masas.










CAPÍTULO 2

“Mi nombre es Alick”




1
Si los problemas se levantaron en el mundo externo, ellos fueron vistos como perteneciendo a la realización de las profecías de Daniel, Mateo y Revelación. Pero fue entendido implícitamente que Inglaterra estaba especialmente favorecida por Dios gracias a la ruptura con Roma. El niño, quien, en este período, era llamado por el horrible nombre de Alick, suponía que era una ley de la naturaleza que la Reina Victoria nunca moriría y que ese consuelo nunca iría bajo la par.

2
Crowley recuerda, como si hubiera sido ayer, el cuarto de comer y la ceremonia de oración en familia luego del desayuno. Él recuerda el orden en el cual la familia y los sirvientes se sentaban. Un capítulo de la Biblia era leído, cada persona presente tomaba un verso a su turno. A los cuatro años de edad él podía leer perfectamente bien. La extraña cosa acerca de esto no es tanto su precocidad como el hecho de que él estaba mucho menos interesado en las narraciones Bíblicas que en los largos nombres Hebreos. Uno de los sermones favoritos de su padre estaba basado en el quinto capítulo del Génesis; por más tiempo que vivieron los patriarcas, todos ellos murieron al fin. De esto él argüiría que sus oyentes también morirían; ellos no tenían por lo tanto tiempo que perder para asegurarse el cielo. Pero el interés de Alick estaba en el sonido de los nombres mismos – Enoch, Arphaxad, Mahaleel. Él con frecuencia se preguntó si este rasgo curioso fue sintomático de sus subsecuentes logros en poesía, o si indicaba la atracción que la Cábala Hebrea ejercería sobre él años más tarde.

3
Con relación a la cuestión de la salvación, a propósito, la teoría de los exclusivos Hermanos de Plymouth era peculiar, y algo proveniente de una mente lógica. Ellos sostenían la predestinación tan rígidamente como Calvino, y aún así esto no interfería con el libre albedrío por completo. La cruz era la fe en Cristo, aparentemente más o menos intelectual, pero desde que “los demonios también creían y temblaban”, tenía que ser suplementada por una voluntaria aceptación de Cristo como salvador personal. Siendo esto así, la pregunta que se levantó era si los Católicos Romanos, Anglicanos o aun No conformistas podrían salvarse. El sentimiento general parece haber sido que eso era imposible para cualquiera que hubiese siso salvado realmente una vez, que se condenara, cualquier cosa que hubiere hecho. Pero esto estaba, por supuesto, más allá del poder humano determinar qué individuo podría o no podría encontrar la salvación. Esto, sin embargo, era claro: que todo aquel que enseñara o aceptara una falsa doctrina debía encontrarse con la excomunión. Los líderes de los Hermanos eran necesariamente profundos teólogos. No teniendo autoridad de ningún tipo, cualquiera de los hermanos podía enunciar alguna doctrina en cualquier momento, y esta anarquía ya había tenido un resultado, antes del comienzo de nuestra historia, en la división de los Hermanos en dos grandes sectas: los Abiertos y los Exclusivos.

4
Philip Gosse, el padre de Edmund Gosse, era un lider entre los Hermanos Abiertos, que difería de los Hermanos Exclusivos, al principio, solamente por tolerar, en la mesa del Señor, la presencia de “Cristianos profesos” no afiliados definitivamente a ellos. Edmund Gosse ha descrito la actitud de su padre en “Padre e Hijo”. Mucho de lo que escribió impone la credulidad del lector. Tal estrechez e intolerancia como la de Philip Gosse parecía estar más allá de la creencia. Aún así Edward Crowley consideró a Philipo Gosse como estando condenado por su libertad de opinión religiosa! Nadie que ame al Señor Jesús en su corazón podría ser tan descuidado de honrar a su Salvador “comiendo pan” con un hombre que podría sostener opiniones no bíblicas.

5
Los lectores de “Padre e Hijo” recordarán el incidente del pavo de Navidad, comprado secretamente por los servidores del Sr. Gosse y arrojado a la basura por él en similar espíritu de Moisés destruyendo el becerro de oro. Porque los Hermanos de Plymouth como es debido, sostenían que la Navidad era un festival pagano. Ellos no enviaban tarjetas de Navidad y destruían cualquiera que se les enviara a ellos por desconsiderados o blasfematorias “cabras”. Para no disgustar a Alick, que le gustaba el pavo, la familia había preparado esa ave para comer el 24 y el 26 de Diciembre. La idea era “evitar aún la apariencia del mal”; no había nada realmente maligno en comer un pavo el Día de Navidad; pues los ídolos paganos eran meramente madera y piedra – la obra de las manos del hombre. Pero uno no debía dejar suponer a los demás que estaba complaciéndose con costumbres paganas.

6
Otra temprana reminiscencia. El 29 de febrero de 1880, llevaron a Alick a ver el cuerpo muerto de su hermana, Grace Mary Elizabeth, que solamente había vivido cinco horas. El incidente hizo una curiosa impresión sobre él. Él no podía ver porqué debería estar perturbado tan inútilmente. Él no podía hacer ningún bien; la niña estaba muerta; eso no era de su incumbencia. Esta actitud continuó a lo largo de su vida. Él nunca asistió a ningún funeral sino al de su padre, que él no olvidó hacer, ya que se sentía siendo el centro real de interés. Pero cuando otros murieron, aunque en dos casos al menos su corazón fue quebrado como por una bestia salvaje, y su vida realmente fue cegada por meses y años por la catástrofe, él siempre escapó de los hechos necrológicos y los acostumbrados desenfrenos. Puede ser que él tenía una convicción innata muy profundamente arraigada de que la conexión de una persona con su cuerpo era puramente simbólica. Pero existe también el sentimiento de que el acto de la muerte destruye todo posible interés; el desastre es irreparable, sería mejor olvidarlo tan pronto como fuese posible. Él nunca se uniría a una partida de búsqueda luego del accidente en el Kangchenjunga. ¿Qué objeto era cavar en busca de cuerpos congelados bajo una avalancha? Los cuerpos muertos mismos no le repelían; él esabaá interesado en los cuartos de disección como en cualquiera otra cosa más. Cuando él encontró el cuerpo muerto del Consul Litton, regresó, sabiendo que el hombre estaba muerto. Pero cuando el cuerpo fue traído a Tengyueh, él asistió sin temor a la autopsia, porque en este caso era un objeto descubriendo la causa de la muerte.

7
Otro grupo de incidentes de mi temprana niñez. La familia fue al oeste de Inglaterra en el verano. Alick recuerda Monmouth, o mas bien el Castillo Monmouth. Es curioso que, en el acto de recordar esto para el propósito de este libro, él estaba obsesionado con la idea de que no podía haber tal lugar como Monmouth; el nombre parecía fantástico. Estaba confundido en su mente con “Monstruo” y “Mamut”, y pasaron varias horas antes que pudiese convencerse de su realidad. Él recuerda estar parado en una granja a cierta distancia de un camino y tiene una muy vaga impresión de tomar consciencia de tales animales como patos y cerdos. Mucho más claramente se presenta la visión de sí mismo arriba de un pony con gente caminando a sus costados. Él recuerda haberse caído, comenzar a gritar y ser llevado en andas a la casa por una asustada institutriz (o lo que fuese) que estaba encargada de él. Este evento tuvo un resultado trágico. Él tenía que haber vuelto atrás sobre el pony y conquistar su miedo. Como fue el asunto, él nunca se sintió cómodo arriba de un caballo, aunque él ha conducido caballos por miles de millas, muchos de ellos realmente a través de países peligrosos.

8
Por el otro lado – la memoria subconsciente de previas encarnaciones, o el alma Oriental de él, o el hecho de que tenía que haber aprendido luego de eso l estupidez del temor? – él se sintió desde el principio perfectamente bien sobre un camello. Y esto a pesar de que estos animales actúan como si fuesen encumbrados oficiales y aun – estando sucios – como cónsules, y se ven (cuando están viejos) como damas Inglesas ocupadas en buenas obras. (Hay mucho de buitre en el tipo de cabeza).

9
Un incidente conectado con este viaje es de extraordinario interés como arrojando luz sobre eventos futuros. Caminando con su padre en el campo, cuyo aspecto general él recuerda perfectamente bien en ese día, su atención fue llamada sobre una masa de ortigas y se le advirtió que podía ser picado si las tocaba. Él no recuerda qué fue lo que contestó, pero cualquiera sea la respuesta provocó una reacción en su padre que le dijo: “ ¿Aceptarás mi palabra por ella misma o mas bien quieres aprender por experiencia?. Él replicó “Yo quiero más bien aprender por experiencia”, y se metió de cabeza en la mata de ortigas.

10
Este verano estuvo marcado por dos pequeños escapes. Él recuerda estar sentado al lado del conductor de un carruaje que le parecía ser una caja extraordinariamente alta, aunque esta impresión puede deberse meramente a que él era un niño. Estaba bajando la colina sobre un camino que cruzaba sobre una pronunciada cuesta de pasto muy verde. Él recuerda el rechinar de los frenos. Súbitamente su padre saltó del carruaje y gritó al conductor que una rueda se estaba saliendo. El único trazo que dejó esto en la vida futura es que él siempre se sintió disgustado viajando en vehículos inusuales a menos que fuese él quien conduciera. Él se convirtió en un imprudente ciclista y motociclista, pero estuvo nervioso por mucho tiempo con los automóviles a menos que los manejara.

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El último evento de este período ocurrió en una estación de tren. Él recuerda su apariencia general y aquella de su pequeño grupo familiar. Un portero, titubeando bajo un pesado baúl, lo deslizó súbitamente de su espalda. Estuvo por aplastar al niño Alick por el hilo de un cabello. Él no recuerda qué fue lo que lo arrebató lejos, o cualquiera otra cosa, excepto la exclamación de su padre: “Su ángel guardián lo estaba vigilando”. Parece posible que esta temprana impresión determinara su curso en la vida posterior cuando él se ocupó de Magick; pues el único documento que le atrajo fue “El Libro de la Magia Sagrada de Abra-Melin el Mago”, en el que su trabajo esencial es “Obtener el Conocimiento y Conversación del Santo ángel Guardián”.

12
Es muy importante mencionar que la mente del niño era casi anormalmente normal. Él no mostraba tendencias a ver visiones, como sucede comúnmente con los niños. La Biblia era su único libro en este período; pero ni las narraciones ni la poesía hacían ninguna profunda impresión sobre él. Él estaba fascinado por los misteriosos pasajes proféticos, especialmente aquellos del Apocalipsis. El Cristianismo en su casa era enteramente placentero para él, y aún así sus simpatías estaban con el oponente de los cielos. Los Ancianos y las arpas parecían amansarlo. Él prefería el Dragón, el Falso Profeta, la Bestia y la Mujer Escarlata, como siendo más excitantes. Él se deleitaba con las descripciones de los tormentos. Uno podría sospechar, sin embargo, un rasgo de masoquismo congénito. Él gustaba de imaginarse a sí mismo en agonía; en particular, él gustaba identificarse a sí mismo con la Bestia cuyo número es el número del hombre, seiscientos sesenta y seis. Uno puede solo conjeturar que fue el misterio del número lo que determinó esta elección infantil.

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Muchas de las memorias aún de la misma temprana niñez parecen haber sido las de un individuo bastante adulto. Es como si la mente y el cuerpo del niño fuera un mero médium siendo preparado para la expresión de un alma completa ya en existencia. (La palabra médium es usada aquí casi exactamente en el mismo sentido que el espiritismo). Esta sensación es muy fuerte; e implica una inconmovible convicción de que los hechos son como fueron sugeridos arriba. La explicación puede difícilmente fracasar en implicar la existencia de un espíritu inmanente (el verdadero ser) que usa las encarnaciones, y posiblemente muchos otros medios, de tiempo en tiempo con el objeto de observar el universo como un particular punto de focalización, tal como un telescopio analiza una nebulosa.

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El masoquismo congénito del cual hemos hablado demanda mayor investigación. Toda su vida él ha sido casi indebidamente sensitivo al dolor, físico , mental y moral. No hubo perversión en él que le hiciera disfrutar, sino la fantasía de desear ser lastimado como persistía en su imaginación despierta, aunque nunca se manifestó a sí misma en sus sueños. Es probable que estas peculiaridades estén conectadas con ciertos hechos curiosos anatómicos. Mientras que su masculinidad está por encima de lo normal, tanto fisiológicamente y como está atestiguado por su poderoso crecimiento de la barba, él tiene ciertas características femeninas bien marcadas. No solo son sus labios tan ligeros y graciosos como los de una niña, sino que sus pechos están desarrollados en un grado bastante anormal. Hay aquí una suerte de hermafroditismo en su estructura física; y esto se expresa naturalmente en su mente. Pero mientras que, en la mayoría de los casos similares, las cualidades femeninas aparecen a expensas de la masculinidad, en él están añadidas a un tipo masculino perfectamente normal. El efecto principal ha sido capacitarlo para entender la psicología de la mujer, observar cualquier teoría con ojos comprensivos e imparciales, y dotarlo con instintos maternales en los planos espirituales. Él fue así capaz de golpear a las mujeres que encontró en su propio juego y emergió de la batalla del sexo triunfante y sin heridas. Él ha sido capaz de filosofar acerca de la naturaleza desde un punto de vista de un ser humano completo; ciertos fenómenos serían inteligibles a los hombres como tales, y otros, a las mujeres como tales. Él, siendo ambos a la vez, ha sido capaz de formular un punto de vista de la existencia que combina lo positivo y lo negativo, lo activo y lo pasivo, en una simple ecuación idéntica. Finalmente, intensamente como las pasiones salvajes masculinas lo han inflamado, han sido modificadas por la gentileza y conservadorismo de la feminidad. Una y otra vez, en el curso de esta historia, encontraremos sus acciones determinadas por esta estructura dual. Tipos similares han existido antes sin duda alguna, pero ninguno de ellos ha sido estudiado. Solamente a la luz de Weininger y Freud (esto es, para aquellos no iniciados en la Tradición Mágica y en la Santa Cábala – la mesa de los Niños de la cual Freud y Weininger comen algunas migajas - es posible seleccionar e interpretar estos fenómenos. La presente investigación sería de extraordinario valor ético, pues sería una rara circunstancia que un sujeto con tales anormales cualidades tan claramente marcadas se hubiese entrenado a sí mismo para intimar en el auto-análisis y mantener un registro casi diario de su vida y de su obra extendida sobre casi un cuarto de centuria. Debería añadirse que el estigma aparentemente masoquista desapareció enteramente en la pubertad; sus restos son observables solamente cuando él está deprimido físicamente. Esto es, ellos son síntomas totalmente de malestar fisiológico.




FIN DEL CAPITULO SEGUNDO





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